miércoles, 28 de marzo de 2012

Roma (III) - Martes 27 de marzo


Nuestro último día en Italia lo pasamos en El Vaticano. Antes de salir del hotel quisimos hacer una foto con el “regalo estrella” del viaje, las sudaderas. Las había de Bolonia, de Firenze, de Roma, de Pisa,… Si la ruta de la seda tuvo su momento de gloria, ¿qué decís de nuestra “ruta de las sudaderas”?.




El autobús nos dejó en la Piazza del Rissorgimento y rodeando los muros que rodean al Vaticano llegamos hasta la entrada de la fortaleza, donde nuestra guía nos explicó con paciencia todo lo que había en el interior.




Aquí vemos una maqueta de la ciudad-estado y a nuestros alumnos en estado “consumo mínimo”. A estas alturas, todos estábamos ya bastante cansados.











Paseamos por algunas estancias de los museos Vaticanos.




En el Patio de la Piña la guía nos explicó el significado de la Capilla Sixtina, que veríamos posteriormente, pues en el interior no se puede hablar mucho.











Tras las explicaciones nos encaminamos hacia la Capilla Sixtina a la que se accedía tras pasar por diversas salas.

















Colección de 40 mapas de Italia. Preciosos.



Tras recorrer los museos Vaticanos y sus innumerables obras de arte llegamos a la que es sin ninguna duda la más conocida: la Capilla Sixtina, un fresco de 1100 m2 que Miguel Ángel decoró durante 4 años.








Posteriormente entramos en la Basílica de San Pedro. Lo primero que vimos fue la Piedad de Miguel Ángel.




La Tumba de Juan Pablo II.





El Baldaquino se encuentra debajo de la Cúpula de Miguel Ángel. Diseñado y construido por Gianlorenzo Bernini, cubre la tumba del Apóstol San Pedro, recordando las palabras de Jesucristo: "Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia".



La Plaza de San Pedro.



Y la Guardia Suiza.





Tras la visita del Vaticano era nuestra intención haber comido tranquilamente, haber hecho algunas compras y disfrutado del solecito en la plaza de San Pedro, pero nada de esto pudimos hacer pues tuvimos que salir “pitando” para el aeropuerto, pues nos habían anunciado que había una huelga y teníamos que estar allí un poco antes. Comimos un bocadillo lo más rápido que pudimos y el autobús nos llevó al aeropuerto. Al llegar allí, y una vez facturamos las maletas, vimos que los horarios no habían sufrido cambios, con lo cual nos tranquilizamos, pensando que la huelga no afectaría a nuestro vuelo. Cuál fue nuestra sorpresa cuando, al ponernos en la cola del embarque (arco de seguridad), vimos que no avanzaba porque sólo había una persona al cargo de todo. Los nervios crecían por momentos, llegando a pensar incluso que perderíamos el vuelo. Por suerte desconvocaron la huelga (parcialmente) y pusieron en funcionamiento más arcos de seguridad, con lo cual pudimos embarcar cuando ya quedaba poco tiempo. El avión despegó a la hora prevista. No hay fotos de este momento porque los nervios no nos dejaban ni pensarrrrrrrrrrrrrr!!!!!

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