Nuestro
último día en Italia lo pasamos en El Vaticano. Antes de salir del hotel
quisimos hacer una foto con el “regalo estrella” del viaje, las sudaderas. Las
había de Bolonia, de Firenze, de Roma, de Pisa,… Si la ruta de la seda tuvo su
momento de gloria, ¿qué decís de nuestra “ruta de las sudaderas”?.
El autobús
nos dejó en la Piazza del Rissorgimento y rodeando los muros que rodean al
Vaticano llegamos hasta la entrada de la fortaleza, donde nuestra guía nos
explicó con paciencia todo lo que había en el interior.
Aquí vemos
una maqueta de la ciudad-estado y a nuestros alumnos en estado “consumo
mínimo”. A estas alturas, todos estábamos ya bastante cansados.
Paseamos por algunas estancias de los museos Vaticanos.
En el Patio
de la Piña la guía nos explicó el significado de la Capilla Sixtina,
que veríamos posteriormente, pues en el interior no se puede hablar mucho.
Tras las
explicaciones nos encaminamos hacia la Capilla Sixtina a la que se accedía tras
pasar por diversas salas.
Colección de 40 mapas de Italia. Preciosos.
Tras
recorrer los museos Vaticanos y sus innumerables obras de arte llegamos a la
que es sin ninguna duda la más conocida: la Capilla Sixtina, un fresco de 1100
m2 que Miguel Ángel decoró durante 4 años.
Posteriormente entramos en la Basílica de San Pedro. Lo primero que vimos fue la Piedad de Miguel Ángel.
La Tumba de
Juan Pablo II.
El Baldaquino se encuentra debajo de la Cúpula de Miguel Ángel. Diseñado y construido por Gianlorenzo Bernini, cubre la tumba del Apóstol San Pedro, recordando las palabras de Jesucristo: "Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia".
La Plaza de San Pedro.
Y la Guardia Suiza.
Tras la visita
del Vaticano era nuestra intención haber comido tranquilamente, haber hecho
algunas compras y disfrutado del solecito en la plaza de San Pedro, pero nada
de esto pudimos hacer pues tuvimos que salir “pitando” para el aeropuerto, pues
nos habían anunciado que había una huelga y teníamos que estar allí un poco
antes. Comimos un bocadillo lo más rápido que pudimos y el autobús nos llevó al
aeropuerto. Al llegar allí, y una vez facturamos las maletas, vimos que los
horarios no habían sufrido cambios, con lo cual nos tranquilizamos, pensando
que la huelga no afectaría a nuestro vuelo. Cuál fue nuestra sorpresa cuando,
al ponernos en la cola del embarque (arco de seguridad), vimos que no avanzaba
porque sólo había una persona al cargo de todo. Los nervios crecían por
momentos, llegando a pensar incluso que perderíamos el vuelo. Por suerte
desconvocaron la huelga (parcialmente) y pusieron en funcionamiento más arcos
de seguridad, con lo cual pudimos embarcar cuando ya quedaba poco tiempo.
El avión despegó a la hora prevista. No hay fotos de este momento porque
los nervios no nos dejaban ni pensarrrrrrrrrrrrrr!!!!!
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